El Equipo Móvil de Respuesta a Crisis para Jóvenes de Wenatchee amplía la ayuda y la esperanza

Los jóvenes tienen mucho con lo que lidiar, y todas las tensiones de la vida diaria pueden desembocar en problemas de salud mental. Los niños y adolescentes pueden sentir que no tienen a quién recurrir ni esperanza de un futuro mejor. Esto puede hacer que se cierren en banda, se desahoguen o adopten comportamientos nocivos.

El año pasado, Caridades Católicas de Wenatchee recibió financiación para crear un equipo con todo el personal y las credenciales necesarias para responder a los jóvenes en crisis de los condados de Chelan y Douglas.

Las derivaciones al Equipo móvil de respuesta a crisis para jóvenes de Caridades Católicas llegan a través de la línea nacional 9-8-8 de respuesta a crisis y prevención del suicidio y de la Línea de conexión de crisis de la región en el 509.662.7105. Esas llamadas se examinan y el equipo se pone en contacto si se necesita una respuesta a la crisis.

Jesús Mendoza, Director del Programa, dijo que hay varias razones por las que un joven o sus padres pueden llamar a la línea de crisis.

"Puede deberse a que un chico tenga problemas de estrés, emocionales, arrebatos de ira, o a que un niño o un adulto joven tenga ideas suicidas", dijo. Se consideran jóvenes los menores de 20 años.

Jesús explicó que una crisis la define la persona que la vive. "No definimos lo que es una crisis. Una de las cosas en las que hemos insistido mucho en las escuelas es que una crisis no significa necesariamente ideación suicida. La persona que llama define una crisis. Si un joven tiene problemas, un equipo puede acudir a él, responder y prestarle servicio", explica Jesús. Una crisis no tiene por qué cumplir ningún requisito para recibir ayuda.

"Somos crisis móviles, así que siempre que recibimos una llamada, acudimos a donde esté el

adolescente, ya sea en su casa, en las urgencias del hospital, en la escuela o incluso en una zona neutral como un parque. Determinamos la crisis y si podemos desescalarla para garantizar la seguridad del joven".

A continuación, el cliente comienza la fase de estabilización, que dura entre 2 y 8 semanas. Esto incluye enseñar habilidades de afrontamiento tanto al joven como a los padres,

conectarlos con recursos y servicios, y supervisarlos.

"A menudo somos los primeros en acudir a un adolescente que tiene problemas de salud mental", explica Jesús. "Si podemos hacer que la primera exposición sea una experiencia positiva, es posible que se sientan más inclinados a aceptar otros servicios que puedan ayudarles". Y eso no significa sólo Caridades Católicas. Queremos remitirles al mejor recurso para sus necesidades. Todos los meses, agencias externas hablan con nuestro equipo para que conozcamos lo que ofrecen y podamos derivarles adecuadamente."

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